Los gastos en un baño público son todo un tema. Gastos en luz, agua, productos de limpieza, tachos de basura, retiro de residuos, reparaciones, entre otros. Además de lo costoso que es mantener un baño, es un desafío mantener una buena higiene en esta habitación, más aún cuando a diario recibe una gran cantidad de personas (centros comerciales, restaurantes, universidades, aeropuertos, etc.).
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Hay algunos gastos evidentes (y otros no tan evidentes) dentro de un baño público que pueden ser solucionados de manera efectiva y económica. Aquí te lo contamos.
Hay una habitación que no puede faltar en una construcción: la sala de baño. Una estructura puede no tener balcón, o sala de lavado, sala de estar, incluso puede no tener habitaciones y ser un espacio monoambiente, sin embargo la sala de baño es imprescindible en todo lugar.
Debido a las características de esta habitación, a diario es donde más pérdidas económicas puede tener una familia, esto debido al uso del agua principalmente, pero también al uso de recursos como papel higiénico, jabón, etc.
Hay acciones que se realizan en los baños que pueden llegar a generar grandes pérdidas económicas. La mayoría de esas acciones son producidas directamente por las personas, pero otras tienen que ver con fallas mecánicas (como goteras o griferías en mal estado). Algunas de las acciones más comunes que generan pérdidas son:
Duchas muy largas.
Lavarse los dientes con el agua del lavamanos abierta.
Lavarse las manos con el agua del lavamanos abierta.
Llaves en mal estado que quedan goteando.
Descargas del inodoro donde se desperdicia más agua de la necesaria.
Ahora bien, en un baño privado, como en una casa, los gastos no son tan elevados como lo puede llegar a ser en un baño público o compartido, como por ejemplo en un baño de centro comercial, restaurante, oficina, etc. Es por esto, por ejemplo, que dentro de los baños públicos es usual encontrar un secador de manos eléctrico o un grifo electrónico.
Utilizar un baño público es todo un desafío para algunas personas porque existe la sensación de que son espacios poco higiénicos. Este pensamiento es lógico, ya que no sabemos cuántas personas antes de nosotros han ingresado a ese mismo baño. Sin embargo, usualmente en los espacios públicos el aseo e higienización de esta sala de baño se tiene como prioridad, generando de por sí un gran gasto en mantención.
Por ejemplo, en un baño de centro comercial no se instalan toallas para secarse las manos como en un hogar, porque cientos de personas secándose las manos con una misma toalla no es higiénico. En vez de eso, se suelen instalar dispensadores de papel secante. El problema de esto es que el papel secante es más higiénico, pero poco económico. Es un gran costo para los lugares públicos comprar y reponer constantemente papel para secarse las manos.
Otros de los costos que podemos encontrar en los baños público son:
Los secadores de manos con tecnología antigua. Esto es una buena alternativa a las toallas de papel secante, sin embargo un secador de manos antiguo puede llegar a consumir hasta un 80% más de energía que un equipo moderno.
Papeles sucios en el piso. Al tener papel secante se corre el riesgo de que las personas no lo boten en el basurero, o bien los basureros se llenen. Esto requiere de una mayor frecuencia de limpieza.
Inodoros tapados a causa del papel higiénico o secante. Esto provoca gastos mensuales en reparaciones y limpieza.
Los gastos por transporte y disposición final de los desechos. Lógicamente al tener papel secante se debe disponer de basureros para tirar los desechos, al final del día toda esa basura se debe sacar y termina en rellenos sanitarios. Por otro lado, cada día se debe reponer más papel secante.
Hay muchas variables involucradas en la elección entre instalar secadores de manos eléctricos y usar toallas de papel para el secado de manos en los baños. Si bien se pueden escoger toallas de papel biodegradables o un secador de manos en oferta, hay otros factores que no se pueden controlar, como por ejemplo el costo de la electricidad (al usar un secador de manos antiguo) y la cantidad de toallas de papel utilizadas por cada usuario.
Entre una u otra opción, el uso de secadores de manos eléctricos resulta ser un método muy efectivo para reducir el desperdicio de las toallas de papel, ya que se elimina la necesidad de utilizar una o varias toallas de papel secante por persona, reduciendo los desechos y la cantidad de recursos utilizados para reposición de papel.
Por otro lado, se ha comprobado que el uso de secadores de manos eléctricos no propaga virus y bacterias como se pensaba hace algunos años atrás. Hay numerosos estudios que indican que tanto el uso de secador de manos como el uso de papel secante son igual de seguros, más aún cuando estos aparatos tienen incorporado filtros HEPA.
Además muchos de los modelos actuales funcionan sin contacto, lo cual ayuda a minimizar la propagación de gérmenes. De hecho, ya hace un tiempo que existen modelos de secadores de manos eficientes en cuanto a consumo eléctrico, higiene, funcionalidad, ahorro y sustentabilidad.
Finalmente, un buen secador de manos eléctrico puede ayudar a reducir considerablemente los gastos que se realizan en un baño, además de permitir tener una mejor higiene (eliminando los desechos acumulados en basureros), por lo tanto, una mejor impresión a los usuarios.