Literalmente todas las cosas que nos rodean están contaminadas. En menor o mayor grado, los gérmenes están en todas las superficies que tocamos, en nuestras manos, ropa, pelo, etc. Lamentablemente el aire que respiramos también se encuentra contaminado, principalmente si nos encontramos en zonas industrializadas y/o altamente urbanizadas. Además, la higiene del aire es un tema preocupante, ya que puede transmitir virus, bacterias y enfermedades. Entonces ¿cómo mejorar la calidad del aire?
Los procesos industriales y químicos van contaminando el aire que respiramos y aunque en general ese tipo de contaminación no es perjudicial para la salud de la mayoría de las personas, estar mucho tiempo expuesto a esos agentes puede desencadenar diversas reacciones patológicas, desde comezón en los ojos hasta enfermedades más graves a los pulmones.
Gracias a los avances en tecnología, hoy contamos con aparatos purificadores de aire que ayudan a controlar los niveles de contaminación en el aire. Estos aparatos son cada vez más populares en hogares, oficinas y lugares públicos gracias a los beneficios que presenta para la salud. Depende del tipo de purificador, estos pueden funcionar por medio de la emisión de ozono, luz ultravioleta o filtros HEPA.
El ozono se encuentra de manera natural en la atmósfera. La capa de ozono nos protege de los rayos de sol que son dañinos para nosotros, y resulta ser que el ozono es altamente desinfectante. Sin embargo, no es posible eliminar gérmenes por sí solo, necesita de tecnología y procesos específicos. Así es como el ozono se encuentra en aparatos que se comercializan para purificar el aire, pero ¿qué tan efectivo es? Es efectivo para eliminar olores y gérmenes del ambiente, pero al ser un compuesto químico, inhalar este gas en altas cantidades puede generar algunas complicaciones a la salud. Aunque los aparatos que hoy en día se venden con este método de purificación están probados, pueden no ser seguros si no emiten realmente la cantidad inocua de ozono.
La luz ultravioleta la tenemos gracias al sol, y se divide en 3 tipos de luz ultravioleta: A, B y C. Específicamente la luz ultravioleta C, o UVC, se ha comprobado que elimina virus y bacterias de las superficies, ya que destruye el ADN de los microorganismos. Es por esto que algunos aparatos purificadores, de aire y de agua, usan la UVC por su efectividad. ¿Qué tan segura es? Si bien es cierto la luz ultravioleta del tipo C en altas concentración es dañina para la piel y ojos debido a que es muy potente, bajo un uso controlado no debería producir daños en las personas.
Por último tenemos los filtros HEPA. Este tipo de filtros se instalan en aparatos como los purificadores de aire, aspiradoras, entre otros, con el propósito de capturar los virus y bacterias que se encuentran en las partículas de aire. El término HEPA viene de la terminología en inglés “High Efficiency Particulate Air” (Aire Particulado de Alta Eficiencia). ¿Qué tan eficientes son? Según se ha comprobado tienen una eficiencia de 99,95% en la eliminación de virus y bacterias del ambiente. A diferencia del ozono, los filtros HEPA no emiten ningún químico, y a diferencia de la luz ultravioleta, los filtros no emiten ningún tipo de radiación.
¿Estás buscando mejorar la calidad del aire que respiras? Entonces la pregunta que surge ahora es ¿cuál es la mejor opción a la hora de comprar un purificador de aire? Los tres tipos de purificación mencionados anteriormente han sido comprobados y se comercializan actualmente, la clave está en adquirir aparatos que sean garantizados por entidades nacionales e internacionales, donde se de cuenta de su efectividad y se compruebe que el aparato que se está comprando es de alta calidad.
Por lo tanto, antes de comprar cualquier Purificador de aire, siempre debes hacer las preguntas correspondientes al vendedor para no terminar perjudicando aún más la salud de quienes se verán expuestos al aparato.